jueves, 30 de abril de 2009

Margareth


Bien, te doy la razón, soy otra persona en mi interior, Margareth.
Pero esa persona también soy yo, y es la raíz de lo que ves en mi exterior, Margareth.
No entiendo la razón de buscar las raíces si puedes tener al árbol, si te gustó el árbol.
Y si al caso vamos, vos sos igual que yo: árbol afuera, raíces en el fondo, Margareth.

Supongo que fui un capricho de vos, sólo de vos
Y aunque yo lo sabía, me molesta que todo haya terminado como terminó.
No me arrepiento de haber sentido y haberme entregado a lo que pasó.
Lo que aún me cuesta es entender cómo todo fue tan fácil para vos
Cortar el árbol y olvidarte de que una vez existió, Margareth.

Bien, aún pienso que tal vez puedas ser mi amiga
Sin que el pasado pueda interferir en la naciente amistad.
Creí que aunque lo físico pasara, al menos lo espiritual se podía conservar.
Pero tal y como están las cosas, parece que no hay nada que recordar... nada que salvar.

Pero te informo que aunque no veas el árbol
Y no haya vestigios de su existencia en el lugar, aún está ahí, Margareth.
Cortaste el árbol, mas no su raíz, Margareth.
Y tal vez ya no vuelva a crecer lo que una vez existió y te gustó
Pero la esencia de todo, lo que no quieres ver, aún late allí, Margareth
Late en tu corazón, en mi corazón, cada vez que nos vemos
Y nos transportamos por milésimas de segundos a ese mundo efímero que una vez construimos para los dos.

La amistad es mucho mas bella que la pasión... ¡y eso fue lo que se perdió!
...Vos sos igual que yo, Margareth.

3 comentarios:

Código Car Linci dijo...

Creo que todos estamos llenos de Margareths en nuestras vidas. Y lo que mas nos duele es perder la amistad, mas alla de seguir añorando la pasion.

Reflexivo el escrito monseñor. Me gusto mucho, brillante!

Anónimo dijo...

Encantadora la analogía del árbol y sus raíces!! :)

Someone dijo...

Muy bueno Monsieur. La gente y las cosas cambian y eso duele a veces, la amistad es algo valioso. Saludos.

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