viernes, 28 de mayo de 2010

Fascinación


- Hola chico
- Hola chica, ¿Cómo estás?
- ¿Bien y tu?
- Bien
Generalmente nuestros diálogos no pasaban a más, pero con eso bastaba. La serenidad melódica de su voz, el dulce brillo de sus ojos, la forma en que caminaba, y el suave contacto de nuestras mejillas en un saludo formal, eran suficientes para mí. Ella era una divinidad en mi mundo. Mi pequeña criatura de porcelana, hermosamente tallada, con ese tonalidad rosa que saltaba de su piel, y ese misterioso velo de fragilidad que siempre la cubría. Al verla, lo único que llegaba a mi mente era una palabra: delicadeza. La veía hermosa y frágil a la vez. Su sonrisita despreocupada helaba mis sentidos, y me trasladaba a un mundo extraño en el que sólo podía hacer una cosa: admirarla. Era increíble como mi mente, pervertida desde hace algún tiempo por los avatares vividos, quedaba anulada ante su figura de semidiosa bajada del Olimpo. Era como un niño que ve al hada de sus sueños, materializada en el cuerpo de una magnífica mujer. Mis pecados eran pulverizados ante su presencia. Sentarme a su lado, era un divino placer. Era única.

Nunca quise tenerla. Mi mente colapsaba en la fascinación. Nunca pensé en ella como algo más que una hermosa presencia a la cual admirar, como aquella Remedios la bella que Gabriel García Márquez veía en sus ensoñaciones de Macondo. A veces alguien te deslumbra tanto que se te hace imposible corromperle, ni aún en pensamiento. Me conformaba con el cruce de nuestras miradas y el esbozo de una sonrisa indiferente.

Hoy veo sus fotos y vuelvo a sentir lo mismo. La veo casada, la veo con un hijo en su vientre, y la veo feliz. Tal vez no sea una diosa, quizá no es más que un ser común. Pero para mí, es una de las personas más atractivas que he conocido, y nadie puede quitarme la idea de que es una divinidad hecha persona. Es feliz y me transmite su felicidad desde esa imagen congelada en mi computador. Me hace feliz, y desde este lado de la web le envío mis mejores deseos para su dicha, y la de todos los afortunados que comparten junto a ella su estancia en este mundo. Chao chica, gracias por mostrarme el lado más puro de una atracción ingenua.

“Es sorprendente cómo se tiene a veces la ilusión absoluta de que lo bello es lo bueno. Que una linda mujer charle tonterías. Usted escucha y no oye tonterías: usted oye las cosas más espirituales. Que ella diga o haga villanías, y usted solo verá en ellas algo encantador. Que por azar ella no haga ni diga necedades ni villanías, que sea bonita, y estará usted completamente persuadido de que es un prodigio de inteligencia y moralidad”.
La sonata a Kreutzer // León N. Tolstoi

1 comentario:

Andre dijo...

Que belloooo leito!!! espectacular..

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