jueves, 8 de octubre de 2009

Bajo el vestido de Iraida


Aquella noche mientras me hundía en un sordo debate sobre si debía tomar o rechazar la marihuana que tu amigo me ofrecía, pensé que no era necesario su “poder” para justificar lo que quería hacer, así que, como ya sabes, me dediqué a hacer lo que quería hacer...

El cielo se abrió... ¡Y no me importó lo que pudiera suceder! ¡Ni lo que fueran a decir! Simplemente seguí los susurros de lo que hay dentro de mi. Y ahí la conocí, en esa fiesta de pacotilla donde todos zumbaban como abejas bajo la influencia del cannabis, menos tu, menos ella, menos yo... al menos no directamente. Me contó que no podía con sus deseos cohibidos, y yo solté que no podía con la negación de tu cuerpo... ¡Así que hicimos el trato de probar las mieles que se nos negaban hasta ahora en esa oscuridad!

¡¿Cúal fue el problema en nuestro modo de actuar?!
¡Ella también buscaba lo que yo andaba buscando esa noche!
Es doloroso, pero al César lo que del César...

Esta noche es una noche diferente.
Esta chica hizo la noche diferente con su vestido caído sobre mis zapatos.

Esta chica es una chica diferente hoy,
Y lo es sólo porque se atrevió a hacer en una noche lo que tu dudaste hacer en años.

¿Ahora te atreves a llamarla puta?
¿Cómo puedes juzgarla si no te has dedicado a sopesar sus motivos?
Era tarde, pero ella demostró que nunca es demasiado tarde...

(Aquella noche comprendí que las relaciones no se deben forzar...
Aquella noche comprendí que cuando el deseo es mutuo, las cosas simplemente se dan...
Y se dieron... con Iradia)

¡Con Iraida!
¡Con Iraida!
¡Con Iraida!
¡Con Iraida!

Powered By Blogger